De todos es sabido, que el masaje es un arte que se practica hace milenios. Desde el antiguo masaje de la India a las técnicas modernas, el masaje ha evolucionado. Conserva, sin embargo, la esencia de su finalidad, aliviar y eliminar dolencias comunes y ayudar al mantenimiento de la salud corporal y la belleza.
Como forma de terapia, el masaje se enseñó asociado a otras terapias, como el uso de hierbas medicinales, el ejercicio físico y la acupuntura. Homero ya hablaba en La Odisea de un tratamiento para el restablecimiento de los guerreros. E Hipócrates, padre de la medicina occidental, lo utilizó para prevenir y tratar ciertas enfermedades.
En el antiguo Egipto, el masaje se enseñaba en los templos como un arte sagrado. Posteriormente, durante la época de mayor gloria del Imperio Romano, se utilizó como forma de relajación y tratamiento de belleza.
Con el advenimiento del cristianismo, Occidente adoptó una visión de la vida absolutamente puritana. Debido a ello, cualquier tipo de palpación del cuerpo se consideraba como algo pecaminoso. El masaje, tanto como forma de relajación como curativa, quedó condenado al ostracismo. Hasta que, a finales del siglo XVIII, se produjo un cambio en Europa que dio lugar a un nuevo resurgimiento del Arte del Tacto.
CREADOR DE ARMONÍA
Existen muy buenas razones para considerar el masaje como un medio más para mejorar la salud y el bienestar personal. Entre los aportes que podemos obtener, tenemos:
- Contribuye a relajar el sistema nervioso.
· Reduce la ansiedad y la fatiga física y nerviosa.
· Ayuda a conciliar el sueño.
· Alienta las señales de tensión y alerta que los músculos envían a los centros nerviosos, disminuyendo el estrés.
· Mejora la circulación sanguínea y, en consecuencia, la oxigenación de los tejidos.
· Al aumentar la producción de líquido sinovial (el lubricante de las articulaciones), ayuda a recuperar la movilidad y flexibilidad.
· Alivia los dolores de espalda.
· Ayuda a los bebés a crecer sanos y fuertes.
La esencia del masaje es el tacto cuidadoso (con-tacto). Tocar es una de las capacidades más elementales y naturales, y no necesita ser aprendida. Tanto en los seres humanos como en los animales existe un conocimiento intuitivo que permite apreciar instantáneamente las caricias, por ende, disfrutar de los efectos que el masaje reporta. En este sentido, es importante resaltar cómo contribuye a la compenetración, ya que relaja tensiones y crea unidad, engendrando sentimientos de cercanía y de aprecio.
Todos los aspectos enumerados anteriormente y muchísimos más, se pueden mejorar sensiblemente a través del tacto y del «con-tacto». Por ello, te animamos a que introduzcas el masaje en tu vida, como una herramienta de gran utilidad para tí, tu pareja, familiares, compañeros, etc.
EL MASAJE EN LA VIDA DIARIA
El masaje es mucho más que una técnica; es una forma de comunicarnos y mimarnos. Si fuera un hábito natural en nuestra vida cotidiana prevendríamos muchos desajustes. Problemas tanto físicos como emocionales en la relación con nosotros mismos y con los demás.
Quizás pienses en la dificultad para aplicar ciertas manipulaciones que se realizan en las diferentes terapias manuales y en el riesgo que algunas de ellas conllevan… Efectivamente, existen gran cantidad de técnicas y terapias cuyo fin principal es solucionar problemas patológicos. Éstas exigen conocimientos específicos y profundos de anatomía, fisiología, canales de energía, puntos reflejos, etc. y un alto nivel de especialización. Tales técnicas sólo pueden ser practicadas por profesionales especializados.
Sin embargo, dentro del extenso mundo del masaje, existen gran cantidad de pases, movilizaciones, puntos de presión, estiramientos, manipulaciones, etc. Todos ellos basados en principios sencillos y naturales, de tal forma que, usando tus manos de forma sabia y con sensibilidad, podrás aplicarlos en tu vida diaria. Y con ello, obtener excelentes aportes en la salud para ti y para tus seres queridos.
Por último, y puesto que estamos hablando del masaje en lo cotidiano, resaltar el aspecto que tiene el contacto táctil como una forma no verbal de comunicación. En ella lo importante es crear una buena relación entre la persona que da y la que recibe el masaje: establecer un espacio de encuentro, tener una actitud de interés, atención y dedicación; percibir su estado psicofísico y actuar en consecuencia.
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